- El piquense es de los jugadores que está en extinción, pero al que Caixinha le dio la confianza para hacer jugar a la “T”. Notición para un equipo que necesita encontrar su identidad para todo
Rodrigo Garro en el Mundo Talleres. Cada pelota que recibe activa a sus compañeros. Solo él sabe qué hará, pero su decisión será gravitante para ellos y el progreso de un primer equipo que lucha de igual a igual contra sus limitaciones.
Su explosión impulsa el sueño de que los objetivos de juego pueden ser mayores que los pendientes para poder avanzar en Copa Argentina (está en octavos de final y debe enfrentar a Newell’s, el 7/9) y mejorar en la Liga Profesional, donde sigue mal.
Garro no llegó hace dos días. La noticia es que logró ser importante, tras aquella operación de meniscos, en el inicio de su ciclo en la “T” y alcanzar su plenitud para, cuando la oportunidad llegara, estar a la altura.
Lo más importante es haberse convertido en prioridad para el equipo a la hora de recibir la pelota y que la calidad del pase sea buena. Pedro Caixinha también le dio una cancha para que gravitara y Garro hizo jugar al equipo. Lo pudo conducir; siguieron sus asistencias y goles.
Lo hizo en la serie con Vélez en Copa Libertadores y lo mantuvo ahora que Talleres necesita repuntar para volver a ser internacional en 2023. “El compromiso es poder clasificar a una copa internacional y de poder ser campeón en Talleres. Como equipo, como grupo”, le dijo a Mundo D.
-¿Qué ha sido más difícil: convertirte en prioridad a la hora de recibir o entrar en la gente?
-Se trata de ir conociendo. Estoy en un proceso de aprendizaje de lo que es la categoría. Creo que ahora me voy sintiendo bien. Voy tratando de encontrar los espacios. Vengo de una Primera Nacional en la que se juega poco. Es más correr y meter que jugar. En Primera, si no aprendés a moverte y tácticamente no te movés bien, es difícil recibir. Me pasó en los primeros partidos. Hay partidos en los que pasé desapercibido. No me gusta. No estar en contacto con la pelota y no poder participar es algo que me va sacando del partido.
-Es difícil que un entrenador integre en su táctica a un “10″, inclusive aquí en Talleres… Con Caixinha se ha visto eso, ¿cómo lo vivís?
-Son momentos. Hoy es estar en un momento en el que puedo aportar al equipo de acuerdo a mis condiciones. Puedo aportar más. Necesito aportar más para poder sumar de a tres. En mi posición también priorizo correr, recuperar y pasar la línea de la pelota. Este fútbol intenso… Si, por ahí, no corrés, como me pasaba antes y tenía poca intensidad cuando no tenía la pelota, lo sufría.
-Ya lo dijiste, recibir es clave para vos, más allá del lugar. Ante Platense también subiste casi hasta el área, para poder recibir de los laterales que pasaron al ataque, caso Julio Buffarini…
-Es la confianza. Actúa en el 90 por ciento de las decisiones que uno puede tomar en una cancha. Siento que tengo esa confianza y me siento importante en lo que es el grupo y el equipo. Es algo muy lindo. Es una responsabilidad linda en un club como Talleres.
LA FAMILIA
Se ve bien a Garro. El Mundo Talleres lo puede apreciar, aunque dice que se necesita más para poder ganar. Sin embargo, para subir a ese escenario, hubo que pasar por un momento difícil, como la operación de meniscos a poco de llegar al club. Ahí, no había una multitud que le gritaba “Garrooo, Garrooo”, sino un grupo reducido. Los que están siempre. Él sabe.
“La familia es el factor más importante para poder cumplir mis objetivos, más allá del trabajo día a día. Mis viejos, mis hermanos, mi novia están siempre. Son los que te apoyan cuando tenés cara larga, cuando te ven triste. Es lo que las otras personas no ven. Son los que te avisan que las buenas van a llegar. A veces, hay que pasar por lo feo para que venga lo lindo. Como equipo, lo lindo está por venir. Vamos a sacar adelante este trago amargo que venimos viviendo. No tengo dudas de que Talleres va a estar más arriba”, comentó el enganche albiazul.
-Vino la operación…
-Fue un momento de aprendizaje. Así lo tomé. Trato de encontrarle el lado bueno a todo. No me quedo con lo malo. Me tocó vivir una operación. Me tocó que me quite confianza. Yo venía adaptándome a Primera y al Mundo Talleres. Todavía sigo aprendiendo y tratando de adaptarme. La lesión hizo que me frene. Nadie está preparado para ese tipos de cosas. Forma parte de las situaciones del alto rendimiento. Pero ahí estuvo siempre la familia. Así, después, pude vivir momentos como el gol a Vélez, como ser importante en un equipo como Talleres. Es algo que siempre lo soñé. Lo soñamos como familia, desde el día que me fui de mi casa a los 12 años. Hoy tengo 24 y siento que he pasado momentos que me marcaron. No solo futbolísticamente, sino como persona.
ESPERAR EL TURNO Y DISFRUTAR
-Te mantuviste como “10″, muchas veces te habrán pedido que hagas otra función. Quizás en Instituto…
-No te miento. Muchas veces me he planteado retroceder unos metros en la cancha. En tener que cambiar mi manera de jugar para poder jugar y empezar por ahí. Pero me siento cómodo de enganche. Sé que en el fútbol moderno no se usa jugar así. Pero también entiendo que tengo que aportarle a mi juego esa función defensiva.
-¿Qué fue lo mejor de haber jugado la Copa Libertadores y qué no tanto?
-Lo más lindo que viví fue jugar cuartos de final de la Libertadores en un estadio como el Kempes, con localidades agotadas. Hacerle un gol a Belgrano. Son cosas que uno sueña. Hacer un gol a estadio lleno. El gol en Liniers, por el momento que estábamos pasando (del 0-2 al 2-2 parcial con Vélez). La eliminación de Libertadores es algo que todavía está. Me queda la espina. Sueño con poder levantar una copa, con ser campeón con este grupo, que es sano, humilde. Esa será la mejor revancha para el trago amargo de haber quedado afuera de la Libertadores.
SUEÑOS DEL NIÑO FUTBOLISTA E INSTITUTO
-De niño, ¿qué soñabas?
-Jugar en Europa y en la selección. Pero soy muy autocrítico. Tengo que mejorar muchas cosas para que se hagan realidad.
-¿Cómo fue dejar tu casa, en La Pampa, a los 12 años y cambiar de vida?
-Hoy, con el diario del lunes, se ve todo más lindo, feliz. Mi vieja me dice ahora: “Estoy tranquila porque te veo feliz y cumpliendo sueños”. No fue nada fácil para ellos ni para mí dejar casa a los 12 años. Hoy podemos disfrutar.
Estando en Atlético de Rafaela, Garro también debió superar otro duro momento. “Me dejaron libre con 18 años. Fue algo que me hizo sentir que el fútbol ya estaba. Que tenía que empezar a estudiar. Tuve la posibilidad de estar en Instituto, de debutar y hoy estar acá, en Talleres. En Rafaela fueron más malas que buenas. La mayoría de las cosas, en la carrera de un futbolista, son tragos amagos. Estuve un año sin poder volverme a casa. Tenía 15 años. Mis viejos me apoyaron, ellos también sentían que yo quería jugar a la pelota. Por eso, cuando viene la buena, se disfruta el doble. Como lo hago ahora. Pasaron todas esas cosas y ahora te encontrás con un estadio lleno. En Libertadores, cada vez que jugamos de local o en el clásico con Belgrano. Ellos estuvieron ese día cuando hice mi primer gol de Talleres. Y disfrutaron”, dijo Garro.
-¿Te gusta que estén tus viejos o te obliga más?
-Es lindo, pero yo les digo que no asuman una responsabilidad que no es de ellos. A veces somos criticados. Y eso a la familia le duele. Les pido que disfruten de la cancha.
Fuente: Mundo D