La selección argentina cayó por 29-15 ante los Wallabies, por la semifinal del Mundial de Rugby; no lograron desplegar el mismo juego que habían demostrado a lo largo del certamen, pero no abandonaron el ADN de lucha y emoción.
LONDRES.- Juraron con gloria morir. Lo hicieron, aunque sólo se trate de una muerte al servicio de la literatura. Porque fue una derrota. Duele, claro. Pero el contexto la minimiza lo suficiente. Es que los Pumas cayeron 29-15 ante los Wallabies en las semifinales del Mundial de Rugby y ahora deberán luchar por el tercer puesto ante Sudáfrica, pero en una nueva participación mundialista lograron profundizar sus garras en la historia y plantearon un futuro prometedor.
Miles de argentinos, con Diego Maradona como figura estelar, invadieron la Catedral del rugby para acompañar a una equipo que, sin dudas, no pudo desplegar el juego vistoso y ofensivo que demostró a lo largo del certamen. Eso sí: el ADN puma, de garra, lucha y emoción, estuvo presente desde los himnos hasta el final. Las lágrimas de Daniel Hourcade, head coach argentino, fueron el símbolo de la impotencia argentina. «Australia es un gran equipo. Ya está, nos ganaron bien. El orgullo que tengo por los jugadores no me lo quita nadie», se emocionó el entrenador después del partido.
El partido. Apenas un minuto duraron las estrategias iniciales de los entrenadores. Un error de Nicolás Sánchez abrió el marcador para los australianos. El apertura intentó dar un pase hacia adentro en campo argentino, pero Rob Simmon adivinó la acción, interceptó el pase y corrió para anotar el primer try de los Wallabies en el partido y el suyo en una Copa del Mundo. Tras la conversión, la Argentina quedó con un 7-0 abajo tempranero que cambió cualquier planificación.
Los Pumas intentaban arriesgar con su juego ofensivo, como durante todo el torneo, aunque no podían incomodar al potente juego australiano. Los errores y las desinteligencias defensivas volvieron a ser el máximo rival de los argentinos. Así, tras el descuento de Sánchez desde los palos, otra mala salida argentina, a los nueve minutos, derivó en el segundo try de los Wallabies con su posterior conversión.
Para la segunda mitad ya no quedaban recuerdos de aquellas estrategias. Lucha, intensidad, error y fortuna. Los condimentos del juego se alternaban por tramos. Los penales, la única forma de sumar. De esa forma, el marcador se extendió a 22-15 a favor de los australianos. Hasta el minuto 71, cuando todo se definió. Una corrida interminable, un pase al borde del forward pass y la posterior anotación de Ashley Cooper. Así, los Wallabies se llevaron la victoria por 29-15. Un dato no menor: los Pumas no anotaron ningún try por primera vez en el Mundial.Otro descuento de Sánchez y otra seguidilla fatídica, acuñada por los fallos arbitrales, que no estuvieron exentos de polémica. Es que Tomás Lavanini vio la amarilla, el capitán Agustín Creevy pidió el cambio por lesión y Australia anotó su tercer try del partido (esta vez sin conversión). A la Argentina le quedó tiempo para acercarse desde los palos y para una contra que fue interrumpida por otra cuestionada decisión del juez. 19-9 y al descanso.La gran final entre los All Blacks y Australia será el próximo sábado, desde 13, mientras que los Pumas jugarán el viernes, desde las 17, ante Sudáfrica, por el tercer puesto. El objetivo ahora es igualar la mejor posición mundialista -el podio de FRancia 2007-. La gloria los mantiene vivos.