Chocar con la misma piedra varias veces y querer seguir chocando. Ver el muro a la distancia y “encararlo al medio”. Esa parece ser la realidad de los últimos años de la Liga Pampeana.
Desde aquel 2015 en donde se realizó el cambio de calendario, hasta este 2018 llevamos jugados tres torneos y estamos en la previa del cuarto. ¿Hasta cuándo?
Hablo de tres factores que sin dudas están perjudicando el fútbol nuestro de cada día. Dos, el invierno y las ligas vecinas, que vienen desde el inicio del cambio; y uno, el mundial, tan sustancial como previsible. En medio de estas cosas, escondida se encuentra la Liga Pampeana.
Resulta paradójico que una institución que “defiende los intereses y está formada por los clubes”, comience un torneo en pleno invierno. Época del año donde la presencia del público, la mayor forma de recaudación que tienen los equipos, disminuye. Además de ser la estación en la que las canchas se ven más castigadas por el clima, más allá del gran esfuerzo y trabajo que se realiza.
Por otro lado aparecen las ligas vecinas. El 2017 fue un aviso, muchos futbolistas fueron a jugar otros torneos para no estar tanto tiempo parado aquí, y luego volvieron. Pero este año no va a ser tan así. La gran sangría de jugadores que se produjo en la Pampeana, producto de su partida hacia otras ligas, resultó ser un gran problema para los clubes. A diferencia de nosotros, en otros lugares aprendieron, y ya no es tan sencillo volver.
Quizá el mundial es el factor que menos pesa a la hora de hablar del futuro, al momento de pensar en los tiempos venideros y poner en duda este sistema de juego, teniendo en cuenta que se realiza una vez cada cuatro años Porque además es verdad que dura un mes y luego el Apertura, y más tarde el Clausura, continuarán de manera normal. Pero la fecha del evento más importante del mundo en el ámbito futbolístico, se conoce desde hace mucho tiempo.
¿Será cuestión de admitir que fue un error? Que se probó, que se intentó y que no resultó. Que hay volver a cambiar antes de seguir empeorando. Que no se puede seguir así. Para eso se necesita trabajo y humildad, ¿estamos preparados?