“Mi vieja jugaba en la selección, mi hermano jugaba, mi viejo era árbitro. No me quedaba otra que jugar al básquet”, se ríe al recordar que empezó a picar la pelota cuando apenas tenía 5 años. Hoy tiene 54 y físicamente luce impecable. Por eso hace 19 temporadas que dirige en la Liga Nacional y por eso fue elegido el mejor árbitro del país en las últimas siete temporadas de la máxima categoría. Fabricio Vito también es instructor FIBA y el fin de semana estuvo en La Pampa para brindar una clínica de Reválida Federativa dirigida a los árbitros de la provincia.
“Era un base más tirador que pasador, jugué en muchos clubes de Capital Federal y cuando todavía jugaba rendí para juez nacional y ahí decidí que quería hacer eso. Me apasionó desde el principio, era algo que me salía fácil, me iba bien y me di cuenta que mi recorrido como árbitro iba a ser mucho más largo que como jugador. Si busco desde más atrás seguramente que mi viejo incidió y recuerdo que en un momento en Capital se pedía que cada club presentara a dos chiquitos para dirigir mini y yo me anoté enseguida”, recuerda Vito en una pausa de la Clínica que organizó la filial local de la Asociación Argentina de Arbitros de Básquet en la Casa del Deporte del gobierno provincial y en el Polideportivo Butaló, en Santa Rosa.
Con videos explicativos, conceptos claros, directos y precisos y con la filmación de un video del partido amistoso que jugaron en Primera división All Boys y Belgrano el sábado por la noche, Vito instruyó a los árbitros y comisionados técnicos de la provincia en una actividad que también incluyó la charla de la psicóloga deportiva Gabriela Pasquettín.
“Ya hace 27 años que dirijo, a mí se me despertó la vocación de ser árbitro desde muy joven y la pregunta del millón siempre es ‘¿por qué árbitro?’ Y tiene que ver con ser seguro, empático, expresivo, no ser retraído; a mí todas esas características me ayudaron mucho y es lo que uso hoy. Mi sueño era dirigir en la Liga Nacional y por suerte se me dio rápido. Hago sacrificios porque me entreno, me cuido en la alimentación, tengo un psicólogo deportivo, invierto en mi laburo; y para mí hacer este trabajo es una pasión”, reafirma el concepto con una palabra que repite varias veces en la charla con el área de Prensa de la Fepamba: Pasión.
“Dirigí en General Pico la temporada pasada, en un partido de Pico Football en la Liga Argentina, y antes, cuando empecé, vine varias veces a Santa Rosa a dirigir a All Boys y a Estudiantes que estaban en la Liga B”, asegura Vito, que recorrió el mundo gracias a su trabajo de árbitro.
“Estuve tres veces en China, en Dubai, en toda América, en Europa, en Africa. Sólo me faltó Oceanía. Hoy me siento impecable y mi carrera como internacional terminó por una cuestión de edad, ya era instructor nacional entonces FIBA me invitó a ser instructor y acepté porque me gusta mucho esta tarea. Estudié dos años Comunicación Social y esa base genera que me resulte fácil expresarme. Más allá del recorrido hasta acá, lo importante es que conseguí ser reconocido y tener el respeto de todo el ambiente. Y eso es lo más valioso”.
– ¿Qué análisis hacés de este momento del básquet argentino? desde la Selección hacia abajo.
– Sin dudas que la cuestión económica que atraviesa el país siempre tiene que ver, en la selección lo de la Generación Dorada fue una circunstancia que hizo que se juntaran en la misma etapa tipos que jugaban un fenómeno y eso se estiró hasta el subcampeonato mundial de 2019, pero obviamente que la economía no ayuda al desarrollo tanto de jugadores como de entrenadores como de árbitros; a la estructura en general. Entonces muchos optan por otros caminos, por eso creo que hay que buscar otras herramientas: falta trabajo, inversión. Nosotros teníamos pasión por lo que hacíamos, y no solo por arbitraje porque hoy le decís a un pibe que ya es jugador que se quede después de la práctica a seguir trabajando, y se va con la novia, a ver una serie, a lo que sea. No está esa misma pasión por llegar a Primera, en el árbitro tampoco, entonces hay una brecha notable entre el más veterano y el más joven, que hoy tiene un millón de estímulos que antes no tenía. Es un contexto completamente diferente.
Tecnología.
Consultado sobre el avance de la tecnología, que permite seguir en vivo por televisión las jugadas que son revisadas en pleno partido mientras se escucha la palabra de los árbitros, Vito celebra esa posibilidad porque “la comunicación es fundamental para ayudar a entender el punto de vista que tiene el juez y, a su vez, conocer el reglamento, que desde los mismos jugadores muchas veces lo desconocen, entonces con la explicación vos aclarás todo lo que va sucediendo en el juego. Es una herramienta muy valiosa”.
Vito, que tiene dos hijos (“Nacho”, de 26 años, y Dolores, de 19), recuerda en ese punto que algunas temporadas atrás tuvo que decidir una jugada clave y eso generó una gran polémica.
“Era el tercer juego de una semifinal entre Ferro y San Lorenzo y el tema de la tecnología no estaba tan a full como ahora. Era la última jugada y lo definí con una revisión, la cosa era que con cinco cámaras me mostraban una cosa y en una sola se veía el goaltending. Tuve que salir a explicar a los medios, subí a Twitter la explicación pero ese mismo día tuve que bloquear como a 700 hinchas de San Lorenzo porque me decían de todo”, recuerda Vito sobre un momento complicado en la vida de un árbitro al tiempo que recuerda de manera risueña un viaje para la Copa de Africa en la que estuvo nueve horas varado en un aeropuerto, “porque nadie sabía que yo estaba ahí y encima no hablaban inglés, así que fue complicado hasta que pude acomodarme”.
– ¿Y hasta cuándo vas a seguir de viaje en viaje?
– Me siento muy bien, y es parte de mi vida viajar. Recuerdo cuando terminó el partido en Pico de la temporada pasada que me trajeron hasta la terminal de Santa Rosa, a las 2 de la madrugada y recién a las 5 el micro que tenía que tomar. Estaba sentado tomando mate en ese tiempo de espera y me pregunté: ‘¿qué hago acá?’, pero esto es parte de mi vida. Es lo que me gusta hacer y es mi pasión.
Prensa Fepamba