Huracán e Independiente Santa Fe, de Bogotá, empataron sin goles en el encuentro por la primera final de la Copa Sudamericana. disputado esta noche en Parque de los Patricios.
Huracán empató esta noche 0 a 0 con Independiente Santa Fe, de Bogotá, y prolongó por una semana su sueño de alcanzar el primer título internacional de la historia, algo que podrá alcanzar el próximo miércoles en la capital colombiana, donde se jugará el segundo y decisivo encuentro ante el conjunto local, que también está virgen de campeonatos fuera del ámbito de su país.
La primera final siempre abre márgenes para especulaciones y esta no fue la excepción, ya que pese a ser local y por el hecho de no influir en la definición el gol como visitante (si vuelven a empatar por cualquier marcador en la revancha habrá alargue de 30 minutos y de persistir la paridad, todo se definirá con tiros desde el punto del penal) Huracán fue, sobre todo en la primera parte, tan precavido como su rival.
Por eso fue común observar como en los saques laterales tanto José San Román como Luciano Balbi les recomendaban «calma» a los chicos alcanzapelotas, para que las devoluciones no fueran tripuladas por el apuro.
Ya lo había anticipado el técnico Eduardo Domínguez en la conferencia de prensa de la víspera, cuando habló del «partido largo», con dos tiempos de 90 minutos en los que saber regular y pegar en los momentos justos constituyen las claves del éxito.
Claro que para esto también tenía que ver lo que hacían los colombianos, que por características propias en este torneo siempre rindieron mejor como visitantes y en esta ocasión le plantearon un partido incómodo al «Globo».
Y esa molestia se puso de manifiesto cuando con inteligencia el director técnico uruguayo Gerardo Pelusso no propuso anular a Ramón Abila sino a sus dos principales abastecedores, Patricio Toranzo y Daniel Montenegro.
Pero además, cuando la pelota por fin le llegaba a «Wanchope», por lo general aparecía el zaguero central Yerri Mina para desestabilizarlo y no dejarlo acomodar de frente al arco defendido por Robinson Zapata.
Y cuando el cordobés logró hacerlo (cuatro veces en toda la noche), en tres oportunidades sus disparos se fueron altos desde buenas posiciones y el restante fue neutralizado por el arquero Zapata.
Claro que en las disponibilidades que tuvo el visitante también corrió riesgos Marcos Díaz, algo que puso tan nerviosos a los futbolistas locales como a la multitudinaria concurrencia que se dio cita en el Tomás Adolfo Ducó y no cesó de alentar aún hasta después de culminado el cotejo.
Es que Huracán llegó a esta instancia histórica e inédita después de mucho remar, ante un rival que tampoco ostenta títulos internacionales en su haber.
Lo que le queda por delante al «quemero» es el «segundo tiempo» que se disputará el próximo miércoles en Bogotá, donde además de la enorme parcialidad que acompañará a los «rojos» en el estadio El Campín, también incidirán los 2.600 metros de altitud sobre el nivel del mar en que se encuentra enclavada la ciudad capital de Colombia.
Por eso para evitar los efectos de la altura la delegación huracanense viajará el próximo lunes hacia la ciudad de Cali y el día del partido final volará hacia Bogotá.
Lo que sí pudo conservar Huracán esta noche, además del cero en su arco, fue a su plantel completo para esa revancha, ya que los cuatro futbolistas que estaban al límite con las amonestaciones (Díaz, San Román, Martín Nervo y Mauro Bogado) terminaron el encuentro sin tarjetas amarillas.
Pero más allá de esto, que puede sonar a premio consuelo, lo concreto es que la serie quedó abierta y por antecedentes inmediatos los dos equipos llegan al segundo y decisivo encuentro de vuelta con las mismas chances, ya que así como se mencionó que Independiente Santa Fe rindió en menor proporción de local, por contrapartida Huracán supo hacerse fuerte de visitante. De hecho viene de vencer a River en Núñez para luego eliminarlo con un empate en Parque de los Patricios. Por lo tanto el sueño sigue intacto para el «Globo».