«Los mejores equipos de la Copa se van a ver ahora». Las palabras de Marcelo Gallardo ni bien River logró la clasificación ante Trujillanos marcan dos ángulos: el primero apuntado a que empiezan los tramos más difíciles de la competencia; y el segundo a que su equipo tendrá que mostrar una mejor versión, en un ámbito en el que se siente cómodo. Y qué mejor que contar con Leonardo Ponzio para hacerlo.
El regreso del volante es una tranquilidad para el entrenador. Con su rendimiento y su impronta en los duelos claves, se volvió un pilar fundamental en el River que logró cuatro títulos internacionales en un año. Tras cumplir las tres fechas de suspensión por la expulsión ante The Strongest, en La Paz, el referente y caudillo en los compromisos más difíciles estará disponible para el duelo del jueves ante Independiente del Valle, en los 2800 metros de altura de Quito.
«Leo es el corazón nuestro. Interpreta lo que significa el espíritu del grupo juegue o no juegue. Cuando lo necesitás, está», fueron las palabras que usó Gallardo luego del último superclásico de verano. ¿Volverá en Ecuador? La decisión pasará por el esquema a utilizar.
Es que en el primer partido que debió perderse, el Muñeco rompió con el doble cinco ante el equipo boliviano en el Monumental y la apuesta le salió bien: fue 6-0 en la mejor actuación de River en lo que va del semestre, sólo con Domingo en el medio. Luego, en el empate 2-2 ante Sarmiento, Ponzio estuvo acompañado por Lucho González y fue la última vez que se vio el doble volante central, ya que el santafecino recibió dos fechas de suspensión por un codazo.
Son cuatro los encuentros que pasaron sin su presencia: en tres jugó Nicolás Domingo y en uno lo hizo Joaquín Arzura. Ahora, el DT podría volver a apostar por el 4-4-2 con el que se hizo fuerte en los mano a mano y que supo usar hasta la suspensión. En caso de continuar con el 4-3-1-2, deberá optar por uno de ellos.
El jueves, la altura volverá a ser un condicionante para un equipo que parece estar destinado a jugar en terrenos difíciles. Y allí Gallardo ha tomado distintas determinaciones. Frente a San José de Oruro (0-2) y Tigres de México (2-2) en la etapa de grupos de la Libertadores 2015, jugó Ponzio como único volante central. Luego, en el partido de ida de la final con el equipo mexicano (0-0), lo acompañó Matías Kranevitter. Por otro lado, en los octavos de final de la última Sudamericana, viajó a Quito para enfrentar a Liga (0-1) y apostó por Kranevitter. En cambio, en el último duelo ante The Strongest (1-1), estuvieron presentes Domingo y Ponzio.
Pero la vuelta de Leo va más allá de las decisiones tácticas o estratégicas. Su temple puede ser clave para un equipo que quiere reavivar la llama perdida. Cuando se calza el traje de corazón del grupo, como lo definió el DT, su presencia contagia. Y River necesita contagio.