Si, aunque usted no lo crea. Era nacido en General Pico y durante cuatro temporadas brilló en el mismísimo Barcelona de España y ganó siete títulos. Antes de Diego Maradona y Leo Messi.
Se llamó Mateo Nicolau y nació el 18 de agosto de 1920 (si, hace más de un siglo). De talla pequeña, moreno y siempre sonriente. La familia era inmigrante. Su padre y su madre, Juan Nicolau y Juana Garí eran mallorquines y se establecieron en las Estancias y Colonias Trenel. Después se radicaron en Pico. Tuvieron ocho hijos, los cuatro primeros nacidos españoles, los cuatro más chicos en Argentina. Mateo era el más pequeño de los ocho.
Desde muy chico, Mateo se dedicó al fútbol. Junto a sus hermanos Miguel y Gabriel, apenas más grandes que él, brillaron en Cultural Argentino. No había cumplido ni los 18. Pero se destacaba de delantero izquierdo, wing, extremo o punta, el que guste más. El número 11 le llamaríamos en un picado.
¿Pero cómo llega un jugador de fútbol en plena pampa, y en esa pampa alejada del mundo, para llegar a Barcelona?
Si bien no era el Barcelona actual, era un club europeo de renombre. Después brilló ahí Maradona que en su paso ganó la Copa de la Liga (82-83), la Copa del Rey (82-83) y la Supercopa de España (83-84), con un fichaje millonario, destellos futbolísticos, polémicas y una terrible lesión.
Y Messi se convirtió en la mayor leyenda azulgrana. Consiguió todo con el club al que estuvo ligado poco más de veinte años: 34 títulos con el Barcelona, repartidos en 10 Ligas de España, 7 Supercopas de España, 7 Copas del Rey, 4 Champions League, 3 Mundiales de Clubes y 3 Supercopas de Europa. Su historia es la de un campeón único. El mejor futbolista del mundo y uno de los mejores de la historia.
Nicolau jugó cuatro temporadas entre 1948 y 1952, y ganó siete títulos: dos Ligas (1948-49 y 1951-52), dos Copas Latinas (1948-49 y 1951-52), dos Copas del Rey (1950-51 y 1951-52) y una Copa Eva Duarte (1948-49). Hizo 36 goles, de ellos 24 fueron oficiales, y jugó 101 partidos, 75 oficiales “Fue muy querido por la afición por su juego, siempre amenazante, seriedad y humildad”, indican desde el Barcelona.
En una entrevista realizada hace muchos años, ya retirado, Nicolau recordó que después de Cultural Argentino, dejó el fútbol para poder enrolarse en la Armada, pero “colgué el uniforme y me decidí a vestir la camiseta de futbolista. Aquello no me iba”.
Jugó en Atlético Tucumán y San Lorenzo de Almagro (1940-43). En 1944, sin autorización porque no hacía falta puesto que México no pertenecía a la FIFA, fichó por el América para pasar al Atlante un año después y obtuvo el primer campeonato del club de la era profesional al siguiente en 1946-47.
El Barcelona buscaba un extremo izquierdo con urgencia y lo encontró en el argentino Nicolau, recomendado por un compañero de equipo catalán.
Por problemas burocráticos con la Federación argentina, no pudo debutar hasta el 10 de octubre de 1948, en un 4-0 contra el Alcoyano. Tenía 28 años. El semanario ‘Vida Deportiva’ analizó así su presentación oficial: “Es un jugador frío, científico, con un toque de balón raro en nuestras latitudes y un perfecto sentido del desmarcaje. Se hizo aplaudir en repetidas ocasiones y si no brilló más ostensiblemente no fue suya la culpa. Su estilo de juego es exactamente la antítesis del de su compañero de ala”.
Nicolau fue pieza clave en la consecución de la Liga 1948-49 (17 partidos y 7 goles) y su titularidad fue indiscutible las dos temporadas siguientes, en las que jugó 41 partidos y anotó 11 tantos. Sus jugadas por los laterales siempre generaban desconcierto y peligro en las filas rivales. En la temporada 1950-51 fue expulsado en un Murcia-Barça (3-2) de Liga por repeler un agarrón y fue sancionado, con seis partidos por “agresión mutua”. En su último campeonato, 1951-52, Nicolau solo jugó 9 partidos (2 goles). Un desgarro en el músculo piramidal lo alejó de la actividad deportiva y, ya recuperado, se vio relegado a la suplencia.
“Me voy a México, hay que dar paso a la juventud”, aseguró Nicolau en mayo de 1952 a la prensa, pese a tener todavía un año más de contrato. Agregó, haciendo gala de su humildad, que “me hubiera gustado seguir, pero surgen nuevos valores, y es muy natural que se dé preferencia al que es de casa y más joven, que puede ir muy a más. Como también lo es que uno no se resigne a permanecer de suplente si tiene la seguridad de que su categoría no le permite quedar en tal condición”. Al respecto, comentó que “he llegado a un pronto y amistoso acuerdo con el club para rescindir la temporada que aún faltaba por cumplimentar”.
Casado con Antonia Martínez, dejó Barcelona a los 32 años para regresar a México, a las filas del Zacatepec, donde jugó hasta 1957 y colgó los botines. Su cuñado fue el actor y director cinematográfico Hugo del Carril. Ya retirado, se alejó del fútbol y trabajó en México en empresas de comestibles y perfumes. También se adentró en el mundo de los seguros. Falleció en León (México) el 29 de octubre de 2005.