Los beneficios del deporte para la salud son incontables, comenzando con el control y mantenimiento del peso corporal, la mejora del sistema cardiovascular y la prevención de enfermedades, por no hablar de la reducción del estrés y el fortalecimiento de la autoestima. Sin embargo, la práctica sin el asesoramiento de un experto, así como el entrenamiento excesivo con intervalos de recuperación insuficientes, contribuyen a que el número de lesiones y problemas de salud entre los atletas aumente; como el dolor de rodilla, un punto que merece la principal atención.
Cuestión de género
Por supuesto, en cualquier deporte, ambos sexos están sujetos a salir lastimados durante el entrenamiento o la competencia. Sin embargo, algunas características biológicas intrínsecas de las mujeres las hacen más susceptibles a algunas lesiones y dolores. Hay varias contusiones que afectan a los corredores, pero uno importante es el síndrome patelofemoral (el famoso rótula condromalacia), que puede definirse como un proceso degenerativo del cartílago que recubre la rótula y cóndilos femorales.
La principal queja de los corredores es el dolor en la rodilla, seguido de los signos clínicos de crepitación y la inestabilidad articular (es como un “click” en la articulación de la rodilla), atrofia de cuádriceps (pérdida de masa muscular) y la inflamación articular (edema).
Entre los factores de riesgo está el acortamiento del músculo cuádriceps (ubicado en la cara anterior del muslo); los músculos isquiotibiales del muslo (posterior); debilidad muscular del cuádriceps; alteraciones biomecánicas de los miembros inferiores (valgo de la rodilla, el pie en pronación y el compromiso de la alineación de la rótula), entre otros. Además de estos, se suman a esta lista la formación exhaustiva, la sobrecarga en la articulación y gestos repetitivos de flexión de la rodilla. Una buena opción para escapar del problema es el fortalecimiento de la región mediante ejercicios de gimnasio.