El impacto continuo contra el suelo y el posible deterioro que esto provoca en las rodillas es el principal argumento que suele esgrimirse en contra del running. Es también la razón fundamental por la que muchas personas no terminan de animarse a empezar a correr.
Sin embargo, y más allá de la enorme cantidad de corredores que no sufren de lesión alguna en sus articulaciones (incluyendo a las rodillas, obviamente), un par de estudios recientes investigaron esta cuestión.
En uno de estos estudios, realizado en maratonistas novatos a los que se analizó durante los seis meses previos a su primer maratón, se llegó a la conclusión de que la pérdida de cartílagos alrededor de la zona de la rodilla es insignificante a nivel clínico (y, en realidad, forma parte del margen de error del estudio).
En otro, realizado sobre una masa de corredores mucho mayor, se concluye que el running puede, incluso, ayudar a proteger a las rodillas contra la osteoartritis.
Las lesiones más comunes en rodillas vinculadas al running, en realidad, no tienen tanta relación con el impacto continuo, propio de la actividad, sino que más bien se deben a sobreesfuerzos que la articulación debe realizar ante la falta de desarrollo de los músculos que la rodean, o a malos movimientos a veces producto de una pisada o técnica defectuosas.
Fuente-Atletasinfo