En el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro y frente a más de 7 mil espectadores invitados por protocolo, Argentina y Brasil disputan la final de una histórica Copa América. Luego de 28 años de sequía, la Albiceleste busca dar el golpe en tierras brasileñas y frente a un rival que parte como favorito por su presente. El árbitro es el uruguayo Esteban Ostojich y televisan TV Pública, TyC Sports y DirecTV.
El inicio resultó casi un juego de espejos. Con los dos equipos presionando bien arriba, dentro del área contrario, buscando bloquear los posibles receptores. Una vez con el balón, la Albiceleste buscó asegurar el balón, hacerlo correr, aún pecando de falto de ritmo, en pos de ganar confianza.
El inicio resultó intenso y áspero, con faltas al límite de ambos lados, como el planchazo de Fred a Montiel (lo dejó sangrando), que le valió una tarjeta amarilla, o la de Otamendi a Paquetá, similar, pero que no recibió amonestación por parte de Ostojich. Los roces llegaron hasta al banco de suplentes, donde se cruzaron los entrenadores Scaloni y Tite.
Ninguno de los dos habían generado riesgo, hasta que a los 21 minutos De Paul soltó la pierna con un pase milimétrico al espacio que atacó Di María sobre la derecha. Y Fideo dibujó un globo excelso por encima de Ederson para abrir el marcador, tal como hizo en los 7 partidos de la Copa América. La conquista, por su factura similar, hizo recordar al grito del mediocampista que le dio la consagración a la Selección frente a Nigeria en la final de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
El gol le marcó el camino a Argentina: a espaldas de Renán Lodi, Di María encontró territorio firme para lastimar, tal vez el único resquicio con continuidad que ofreció el primer tiempo. A los 32′, una réplica furiosa que inició en De Paul derivó en Messi, quien aceleró, gambeteó y remató de zurda: su intento se marchó apenas ancho.
El duelo sostuvo la tónica de antes del tanto: asfixia mutua, espacios ínfimos. Los conducidos por Scaloni lograron aire cuando consiguieron algunos oasis de tenencia, a partir de la inteligencia de De Paul o los estiletazos de Paredes. Sin embargo, casi no sufrió en el área de Martínez. Algún titubeo en la pelota parada le dio alguna esperanza a Brasil. Lo concreto: Argentina llegó dos veces y sacó ventaja. Y mantuvo la concentración, el celo en las marcas y el orden con mucho sacrificio, al punto que lo mejor de Messi estuvo en el esfuerzo por participar activamente de la presión, con el overol tatuado.
La Selección sueña a lo grande de la mano de su figura Lionel Messi, de brillante performance hasta ahora en la competición. El astro que todavía no rubricó su contrato con el Barcelona está frente a otra oportunidad de alcanzar la tan preciada celebración con la camiseta celeste y blanca después de múltiples frustraciones registradas en finales a lo largo del tiempo. Sus únicos lauros con la insignia nacional fueron en el Mundial Sub 20 de 2005 y en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Ahora va por su primer título con la Mayor, que se le negó en las definiciones de Copa América 2007, 2015 y 2016, más la final del Mundial 2014 ante Alemania, en el escenario de hoy. Extras: manda en la tabla de goleadores del certamen (lleva 4) y, si grita una vez más, alcanzará a Pelé y su récord de 77 tantos con su selección.
Claro que los dueños de casa intentan impedir que su máximo rival de la región celebre en un campo sagrado como es el Maracaná, algo que ocurrió en el Mundial de 1950 cuando Uruguay dio el batacazo y le arrancó la Copa del Mundo. El presente del elenco de Tite es inmejorable: ganó los seis encuentros disputados en la Eliminatoria camino a Qatar 2022, apenas dejó puntos en el camino contra Ecuador en la fase de grupos de esta Copa América (ya estaba clasificado a cuartos) y arrastra un invicto de 13 encuentros sin derrotas. ¿La última caída? Ante Argentina, en el amistoso disputado en Arabia Saudita en noviembre de 2019.
Los conducidos por Lionel Scaloni iniciaron la competición con una igualdad (1-1) ante Chile que les supo a poco. Pero más tarde ofrecieron actuaciones más convincentes ante Uruguay y Paraguay (ambos 1-0) y la goleada (4-1) ante Bolivia. En los cuartos pasaron algunos momentos de zozobra contra Ecuador pero justificaron el pase de ronda con la victoria (3-0) y el duelo en el que más sufrieron fue el posterior, cuando no consiguieron cerrar el pleito en los 90 minutos reglamentarios y recurrieron a los penales -con el inolvidable desempeño de Dibu Martínez- para clasificarse a la final. El invicto de Argentina lleva ya 19 compromisos. ¿La última caída? Ante Brasil, por las semifinales de la Copa América anterior.
El DT albiceleste halló varios componentes que le dan consistencia a su sistema: además de la seguridad de Martínez en el arco, Rodrigo De Paul se hizo manija en el mediocampo, Leandro Paredes aporta juego y equilibrio y Giovani Lo Celso sociedad con Messi para abastecer a Lautaro Martínez, referencia de ataque. Finalmente el once se confirmó con 5 modificaciones: Gonzalo Montiel por Nahuel Molina, Cristian Cuti Romero (arriesgará tras sufrir una distensión en su rodilla derecha) por Germán Pezzella, Marcos Acuña por Nicolás Tagliafico, Leandro Paredes por Guido Rodríguez y Ángel Di María por Nicolás González.
El elenco dirigido por Tite dio cátedra en el debut ante Venezuela (3-0) y también goleó a Perú (4-0). Más tarde selló el pase a cuartos de forma agónica ante Colombia (se lo dio vuelta 2-1 sobre la hora) y reguló contra Ecuador (1-1), en un encuentro en el que el técnico preservó a figuras, incluido Neymar, de excelente nivel hasta aquí. En la ronda de mata o muere eliminó por la mínima a Chile y Perú, con ajustados resultados de 1-0 y sin brillar demasiado. Sin embargo, a las explosivas individualidades que acompañan al crack del PSG (Ederson, Thiago Silva, Richarlison, Casemiro, Firmino y Lucas Paquetá, entre otros), el entrenador le sumó una impronta táctica que lo vuelve fuerte y compacto en todas sus líneas.
La gran baja para Brasil es Gabriel Jesús, quien fue expulsado ante Chile en cuartos de final por un brutal planchazo (involuntario) a Eugenio Mena. El tribunal de disciplina le aplicó dos fechas de sanción y por eso se privó de estar en semifinales, por lo que hoy lo verá desde la tribuna. Como Alex Sandro no se recuperó de una dolencia en su muslo izquierdo, Renan Lodi ocupará el lateral izquierdo.
Hay que recordar que Argentina arriba a esta cita con la sangre en el ojo por lo que sucedió hace dos años en Belo Horizonte, cuando mordió el polvo en medio de una gran polémica ante su rival de turno en las semifinales de la Copa América que convirtió en campeón a Brasil. Sin embargo, la Albiceleste tiene la chance concreta de alcanzar a Uruguay como máximo campeón del continente: posee 14 trofeos en su vitrina contra los 15 de la Celeste (los brasileños tienen 9 y van por el décimo).
La última vez que el seleccionado argentino derrotó al brasileño como visitante fue justamente en el Maracaná, en un amistoso disputado en el año 1997 que terminó 1-0 a su favor por el tanto del Piojo Claudio López. El historial general que contempla cotejos en conjuntos nacionales mayores indica que Argentina ganó 40 partidos, Brasil 42 y empataron en 25 oportunidades.
La Conmebol recibió el permiso de las autoridades locales para que la histórica final albergue a más de 7.000 espectadores que tuvieron que presentar testeos PCR negativos para asistir a este evento.
Esta Copa, vale recordar, iba a llevarse a cabo en la doble sede compuesta por Colombia y Argentina, pero la agitación social en suelo cafetero y las urgentes disposiciones tomadas por el Gobierno de Alberto Fernández para contrarrestar la crisis pandémica provocaron la mudanza a la improvisada Brasil, que por segunda edición consecutiva ofició de anfitrión. Hoy, paradójicamente, puede llegar a celebrar en su tierra. Messi y compañía tratan de hacer historia y aguarle la fiesta.