Más de dos décadas de carrera, nueve temporadas en la NBA y una docena de medallas con la albiceleste hormigonan el currículo del MVP del último final four de la Euroliga. «Tiene todo eso que no se entrena. Lo lleva dentro y lo transmite».Con 36 años es el lider del Real Madrid.
Siempre me imaginé siendo un jugador competitivo hasta el final. Siempre fui ambicioso. Si hubiera pensado que lo tenía todo hecho me habría quedado en el Baskonia tranquilamente porque estaba cómodo, en un lugar que me gustaba, rodeado de gente que me quería y muy identificado con el equipo. Pero siempre fui de tomar riesgos y apostar. Cambié todo ese confort por venir a un lugar que igual que me salió muy bien podía haberme salido muy mal y haber desdibujado toda mi carrera.
¿Cuál es la virtud fundamental para permanecer tantos años a este nivel?
R. La constancia. El trabajo de venir todos los días a entrenar, de ser el último en salir del gimnasio, de mejorar siempre el tiro, de resetear la cabeza después de cada mal partido. La cabeza es lo más importante en este deporte. Seguir y mirar siempre adelante. Mantenerse a un alto nivel a veces no solo es saber jugar bien al baloncesto, sino tener una cabeza dura y firme y no dejarse llevar con los años pensando que uno ya no sirve. El deporte ha cambiado muchísimo y los jugadores pueden tener carreras mucho más largas y sentirse mucho más jóvenes durante más tiempo.
P. ¿En qué se traduce la experiencia dentro de la pista?
R. La experiencia es elegir los momentos. Cuando era joven llegaba al entrenamiento y no paraba de hacer volcadas. El Vasco Aispurúa y el Loco Montenegro, que estaban por los 35, me avisaban de que llegaría un día que no sería así y que me tendría que adaptar a la situación. A saltar menos pero seleccionar cada salto.
P. ¿Es de los veteranos que da charlas o de los que lidera dando ejemplo?
R. Trato de hacer las dos cosas, pero llega un momento que lo que tiene que ver con dar ejemplo con el físico es difícil. Yo no puedo hacer todos de los entrenamientos al cien por cien de intensidad. No es falta de ganas sino los tiempos de recuperación que marca la edad. Donde no llegan las fuerzas intento que lleguen las palabras para guiar a los jóvenes.